Carmen Quirós dijo:
Bueno, que conste que yo no quería; pero me han obligado.
Separar el juramento público y solemne de la religión es imposible porque su origenes religioso desde la antigüedad más remota.
En la organización actual de los actos institucionales, los encargados del protocolo colocan en la mesa del juramento dos libros: uno es la Biblia y el otro la Constitución. Junto a la Biblia suele colocarse un crucifijo, sin que ello resulte una confusión entre lo público (acto solemne) y lo privado (símbolos religiosos); porque el propio juramento es en sí un acto religioso en el que el creyente pone a Dios por testigo de que cumplirá con toda fidelidad los deberes de su cargo, como prueba de su plena determinación.
El libro alternativo está destinado a los que no son religiosos, no tiene ningún sentido para ellos usar la divinidad como garante de su fidelidad y empeñan su palabra sustituyendo el juramento por la promesa solemne cuyo texto comienza siempre así: «Prometo por mi conciencia y honor».

Siento el rollo. Ya me voy a la nevera pasito a paso. ¿Alguien quiere una kaipirinha?
CARMEN QUIRÓS