miércoles, 27 de julio de 2011

Nº 27 ( ANTONIO R ) 27 - 07 - 2011


AntonioR dijo:
Buenas tardes.
Suena a simpleza (así que lo será) pero me parece que en los sucesos de Oslo, hay algo sobre lo que apenas se ha dicho nada. Se trata de un elemento objetivo, ajeno al asesino. Algo de simple tecnología (y del escenario del crimen), que no tiene que ver con su autor, pero que contribuye a dotarlo de unas capacidades, o de unas características ominosas, que quizás no tiene.
Por desgracia, la noticia no es tanto un tiroteo injustificado -cosa que sucede a diario en occidente- sino el elevado número de víctimas, que en su mayoría son adolescentes y jóvenes.
Más allá de si hay o no motivaciones religiosas (que no las veo por ningún lado) o políticas (es dudoso que los asesinatos sean de naturaleza política, eso parece una mera excusa), hay una cuestión objetiva y mecánica: ese fulano tenía un fusil de asalto, un arma de combate con una capacidad de fuego notable, y muchísima munición. Combinado con un espacio reducido y aislado, y una alta eficacia (parece que consumió estimulantes para cometer sus asesinatos), y unas víctimas desarmadas e indefensas, es inevitable que haya una cifra altísima de muertos.
Aquí en España tuvimos no hace tanto los asesinatos de Puerto Hurraco. Dos cafres, de edad avanzada, y probablemente sin gran agilidad física, mataron con escopetas de caza a cerca de 10 personas, en un pueblo con poca densidad de población.
Si el noruego, en lugar de una ametralladora, hubiera tenido un trabuco (o sólo un arma corta), es de suponer que habría habido menos víctimas. Sí, es una obviedad.
A lo que voy: hay un elemento puramente técnico, material, que agranda notablemente la acción de ese tipejo, y que lo “alza” (entiéndaseme: lo alza a la miseria) por encima de sus capacidades. Igual que un micrófono permite que un tío sin potencia de voz, haga retumbar un falso vozarrón.
No es un genio del mal, no es un iluminado político, no es un fundamentalista: es un hijodeputa con una ametralladora, disparando en un pasillo contra chavales indefensos.
Y esto es algo incontrolable, impredecible, inevitable, y no hay acción política que pueda con ello.
Locos cabrones los ha habido siempre, pero este se ha plantado en una galería de tiro llena de gente.


ANTONIO R